Pocas instituciones son tan eficaces como la Comisión Europea cuando se trata de mantener bajo control a los gigantes tecnológicos mundiales. A través de una impresionante variedad de regulaciones, la UE ha logrado reinar en empresas como Apple, Meta y Google. El último en particular ha sido criticado una vez más por los reguladores de la UE. En un comunicado reciente, la Comisión Europea ha cuestionado la legalidad del modelo de negocio de Google y ha insinuado algunas medidas extremas para acabar con el control de la empresa sobre el mercado de la publicidad online. La información se presentó por primera vez a través de un comunicado de prensa oficial sobre la sitio web y posteriormente cubierto por 9to5Google en un artículo dedicado.
Según la Comisión, existe una gran posibilidad de que las prácticas actuales de Google sean anticompetitivas y, por lo tanto, podrían ser ilegales según la legislación de la UE. Además, la declaración señala que es poco probable que un”remedio conductual”sea efectivo e implica que los movimientos drásticos por parte de la UE no están fuera de discusión.
La”visión preliminar”de la Comisión Europea afirma que”solo la desinversión obligatoria por parte de Google de una parte de sus servicios resolvería sus problemas de competencia”. En otras palabras, si Google quiere seguir teniendo acceso al Mercado Único Europeo, tiene dos opciones: puede dividir su negocio de publicidad en línea o arriesgarse a una multa masiva del 10% de su facturación mundial anual.
Google también podría, en teoría, decidir retirarse de la UE o (de manera más realista) buscar algún tipo de arreglo diferente con la Comisión. Cabe señalar que la posición de este último al respecto no es definitiva.
Esta no es la primera vez que un gigante tecnológico estadounidense se ve obligado a reconsiderar partes vitales de su modelo de negocio cuando se enfrenta a la perspectiva de acciones legales en la UE. Se espera que Apple ponga fin a su conector Lighting patentado y presente el primer iPhone USB-C a finales de este año, precisamente debido a la creciente presión de los reguladores de la UE.